Karol, La Opita viajera de cuarentena en Ecuador

Cada uno tiene su rutina.

Yo escribo en Instagram y Facebook (aparezco como @Mochigata ) el diario de esta cuarentena bajo la mirada de Akira mi gata; y adelanto unos capítulos del libro sobre Suramérica en moto con una gata en tiempos de Coronavirus. Iván todos los días elabora un mueble, un nuevo escaparate, diseña una repisa o una nueva forma de llevar sus cosas arriba de su motocicleta. Javier, el padre de esta familia cuida sus pequeños cultivos y lee biografías del Ché Guevara, Antonio José de Sucre o Simón Bolívar mientras revisa las cúrcumas, yucas y camotes que siempre terminan en las sopas de Lady quien cocina desde que se despierta hasta que se acuesta, una verdadera matrona, como la Señora Lady, la abuela de 90 años que remienda nuestra ropa mientras canta boleros y escribe versos dedicados a sus seres queridos.

Siempre hay alguien diferente apoyando la preparación del almuerzo y la merienda es libre, en realidad es Kaleb, el hijo de 16 años recién cumplidos y recién celebrados por todos dentro de la cuarentena (han sido tres los cumpleaños, incluido el de Akira, los que hemos festejado) quien se encarga de este oficio, pues despierta al mediodía y su reloj biológico lo mantiene activo hasta altas horas de la madrugada.

La cocina es el lugar donde se organizan las actividades de la casa:

¿Quién barre? ¿Quién riega la huerta? ¿Quién extiende la ropa?, yo me pido liderar el paseo de Sirius, la mascota de la familia, aprovechando el momento para recorrer el lugar (los pocos minutos al día que tengo para salir de la casa), rodeado de más de 15 fincas casi todas vacías, puesto que sus propietarios no alcanzaron a llegar y viven la cuarentena en las grandes ciudades. Las compras las hacen Lady y Javier quienes salen una vez a la semana y regresan cada vez con menos cosas, o porque los precios subieron el doble o porque los productos empiezan a encarecer. Siempre traen comida para Akira mi gata, que ante la escasez de arena ya aprendió a hacer sus necesidades afuera y a comer lo que se consigue en los mercados.

A la televisión acudimos una vez al día, depende del estado de ánimo, y la conectamos al wifi de un celular, para ver durante una hora el noticiero nacional. Ahí nos enteramos que el número de contagios pasan los 8.000 y los muertos casi alcanzan los 500, siendo la población de Guayaquil quienes representan el 70 por ciento de la cifra. A nosotros nos separan de allí 185 kilómetros y decenas de barricadas barriales en las entradas y salidas de cada provincia, cantón, parroquia y comuna. También por ahí nos llegan las noticias que la gente no respeta el toque de queda, que va desde las 2:00 p.m. hasta las 5:00 a.m, que son más de 400 los empleados del sector salud que han salido positivos y cerca de 40 han fallecido.

Ya en las noches y desde nuestros camarotes hablamos en voz baja con Iván, mientras salen mis miedos más grandes. ¿Debo regresarme a Colombia? ¿Pido una prórroga para permanecer más tiempo en Ecuador? ¿Sigo mi viaje hacía Perú?, y si me contagio al salir ¿quién se hará cargo de Akira? .Semanas atrás empezó mi ansiedad al acercarse el vencimiento de mi estadía y la de mi motocicleta, pues el 14 de abril cumplí 3 meses de viaje, de estadía en Ecuador y de llevar mi vida en unas maletas. Pero fue un día antes del vencimiento de Migración y Senae (Aduanas) cuando recibí la respuesta que me indicaba debía esperar se levantara el estado de excepción para empezar el proceso de prórroga si quiero estar 3 meses más o se me concede un mes muerto sin ser multada mientras salgo hacía Perú o me regreso a Colombia, aún no me decido.