La cuenta regresiva ha empezado, ¡mañana el gran día! en que salgo de un maravilloso país como lo es Dinamarca y viajo a Italia embarcándome en la que será mi primera vez como voluntario alrededor del mundo
Esta noche me tocará dormir en la sala. Ya vendí la mayoría de mis pertenencias y otras las regalé. Dejo en esta casa tan solo una maleta con la ropa que no empaqué en mi mochila de viaje. Camisas, trajes, chaquetas y guantes… no los necesitaré.
¿Cómo llegué hasta aquí?, hasta hace un mes estaba trabajando para la empresa más admirada de Dinamarca y ahora empaco mi vida en un backpack de 48 Litros… mi caparazón y yo su tortuga. El inicio de un viaje lento, como esos que tanto me gustan a mí… de nuevo: ¿Cómo llegué aquí?
1. Descontento
“El descontento es necesario para el progreso” Thomas A. Edison
Para llegar a escribir en google cosas como “Porque perdí el sentido del humor” “porque me volví aburrido” y “me siento vacío” era porque tenía que estar muy confundido, desesperado e infeliz.
Estaba trabajando en Novo Nordisk, la empresa más admirada de Dinamarca y la farmacéutica líder a nivel mundial en el tratamiento de diabetes.
Hacía mi práctica profesional en el departamento de Asuntos Reglamentarios… lo sé, suena aburridísimo y así era. ¡Me tocaba hacer presentaciones en Power Point y análisis en Excel todo el día!!
Esto era algo que nunca me había llamado la atención, el solo nombre me espantaba, pero aun así acepté porque para ese tiempo mi objetivo era quedarme a vivir en Dinamarca y disfrutar de las comodidades de uno de los países con mejor calidad de vida. Buscaba establecerme en un sitio… precisamente de lo que ahora huyo.
2. Un alto en el camino
Google es nuestro amigo. Mi desesperada búsqueda en la red resultó en varios artículos que leí, y de cada uno me inspiré un poco. Tenía que parar, reflexionar y hacerme las preguntas más difíciles:
- ¿Qué me gusta?
- ¿Para que soy bueno?
- ¿Qué es lo que siempre he querido hacer?
- ¿Qué me hace feliz? ¡Pero feliz de verdad!
Empecé a escribir, escribir y escribir todo lo que se me venía a la cabeza. Era la única forma de sacar todo lo que tenía dentro. Las ideas se volvían historias complejas sin terminar y un mar de mezclas de sentimientos acumulados. Al principio eran más las cosas negativas que escribía, lo cual me daba cuenta solo hasta que las releía y decía “¡hey! No todo es así de malo”.
Así fue que empecé a enfocarme más en mis logros, escribir más de ellos. Sentía como ganaba confianza de nuevo, me volvía a conocer. Luego releía y podía ver que, al igual que los demás, soy bueno en unas cosas y que tengo mucho conocimiento por compartir.
3. Tener visión, antes estaba ciego, ahora veo
“El hombre está hecho de deseos
Como son sus deseos, es su fe
Como es su fe, son sus trabajos
Como son sus trabajos, así se vuelve él”. Henry David Thoreau en Walden
¡Crear valor! Eso es lo que quiero. No de la clase de valor que estaba “creando” en la empresa (si a eso se le puede llamar valor). Del valor del cual me siento orgulloso y me gustaría ser reconocido, pues a todos nos gusta ser reconocidos (pero no a todos de la misma manera).
La cuestión es entonces preguntarse ¿cómo quieres tú ser reconocido?
Todas esas páginas que escribí con mi mala ortografía, letra chueca y muchos tachones, me mostraron que si no aporto, no vivo y yo quiero vivir al máximo. Inspirar a la gente como vivan una experiencia liberadora y se abran un mundo de posibilidades.
La restroinspección que había hecho, me había mostrado que ese mundo de posibilidades había llegado a mí desde mi primer viaje. En Londres había aprendido inglés, conocido a la surcoreana que me robo el corazón y consecuentemente se volvería mi razón para terminar estudiando otro año en el exterior, esta vez en Corea del Sur.
Una cosa trae a la otra: Trabajo. A las empresas les llama la atención un perfil internacional, independiente y ambicioso, y eso era lo que yo había ganado… así que no fue para mí ningún problema conseguir trabajo.
Una cosa trae a la otra: Conciencia. De regreso en Bogotá, esos trabajos me enseñaron muchas cosas, entre ellas, la más importante: que me estaba muriendo a los 22 años. Trabajaba en un ambiente superficial, no tenía tiempo para los que quería, ni para mí. No era vida y necesitaba nacer de nuevo.
Una cosa trae a la otra: Confianza. Había aprendido inglés, acumulado experiencia laboral relevante desde muy joven y sobre todo estaba motivado a establecerme en un nuevo país. Renuncié, apliqué a una beca para estudiar en Dinamarca y me la gané.
…Ahora, estoy acá, a pocas horas de partir y empezar un nuevo estilo de vida trabajando como voluntario alrededor del mundo y con un blog que ha crecido rápidamente…¡Sí!, una cosa trae a la otra. Si viajar una vez te cambia la vida, puedo decir que viajar frecuentemente te la enriquece.
Entonces ¿¿¿por qué no ayudarle a la gente a tener eso, una vida enriquecedora???
Es así que quiero que mi aventura se trate de traer valor a las personas del común: ayudarlas a hacer algo asombroso. Por eso, es que quiero ser reconocido, eso me llena.
…“¡Vivir la vida, montar un blog y compartir mi experiencia!!” pensé.
Lo primero hace rato no lo hacía, lo segundo no tenía ni idea, pero en lo tercero confiaba y eso era suficiente.
4. Pasar a la acción
Vivir
¿Por dónde empiezo?… siempre quise tocar guitarra y dos de las personas con las que vivo tienen una. ‘¡Pues empecemos por ahí!’ concluí. Les conté 1) que quería aprender, 2) que nunca lo había hecho en mi vida pero 3) que lo quería intentar.
Ambos, un danés y una finlandesa les pareció genial la idea. Me daban mini clases cuando querían y me prestaban su guitarra. Me descargué una aplicación al celular y mi amigo YouTube se convirtió en mi profesor personal.
Llegaba cansado de trabajar pero sabía cuál era mi objetivo: tocar la guitarra. Por sorpresa ganaba energía cuando lo hacía. A pesar de que no era nada bueno (ni todavía lo soy), estaba haciendo algo que quería, sentía que estaba aprendiendo!… me sentía vivo!
¡Quería más! Recientemente se me había metido en la cabeza la idea de hacer Windsurf. En Dinamarca no hay ni una sola montaña para subir, cosa que me fascina, pero si un montón de viento. Había dejado el skateboarding a los 14 años por inseguridades tontas pero siempre me ha gustado ese sentimiento de libertad… ahora se me presentaba una oportunidad parecida y tenía que intentarlo.
Otra de las personas con las que vivía (compartía una casa con 9 personas de diferentes nacionalidades) practicaba windsurf y era parte de un club. ¡Me invitó una vez y fue amor a primera vista!… ohhhhh el contacto con la naturaleza y la gente llena de buena vibra. “¡Este es el lugar al que pertenezco”! le dije a mi amigo.
Por una membrecía anual de 700 coronas danesas al año (algo así como 100 dólares) empecé mis clases de windsurf. No tuve que comprar nada… me daban acceso a todo el equipo, incluso a unos cayacs.
Después de dos meses yendo cada semana y muchas caídas, fue que por fin pude surfear. Fue la primera vez durante todo el tiempo que no me caí, ¡dos horas de felicidad absoluta!!… era más relajante de lo que pensaba y ahora quiero aprender a surfear sin vela al estilo Hawái, pero todo a su debido tiempo.
Viajar
Fue en la clase de Wind Surf que conocí a Thornbjorn. Le conté mis ganas por hacer algo nuevo, aprender y crear valor, y ahí fue cuando me contó de Work Away. Ésta era la plataforma que él había usado para hacer lo mismo, por un tiempo, en el Sureste Asiático.
Me explicó que con una membresía de solo 29$ al año en Work Away podía tener acceso a diferentes oportunidades de voluntariado alrededor del mundo. Desde trabajos de educación y cuidado del medio ambiente, hasta proyectos de arte y asistencia a proyectos sociales.
La curiosidad me tuvo navegando en las redes leyendo sobre la experiencia de otros voluntarios. ‘¡Esto es lo que quiero hacer!’, me llene de coraje y al otro día ya tenía mi cuenta para empezar a mandar aplicaciones.
Salirme de la zona de confort, aprender otras habilidades y viajar, ¡¿Qué podía ser mejor que eso?!… además tenía ahora un nuevo reto y una experiencia más para compartir con el mundo!
Amar
Ya estaba empezando a vivir la vida y a recuperar el sentimiento de existencia, era hora de compartir… pero ¿cómo? No sé nada de escritura y mucho menos de blogs… me tocó aprender.
Si antes escribí para conocerme, ahora me tocaba leer, leer y leer para educarme en lo que quería… lo peor que podía pasar era que descubriera que no era bueno en eso y que no me gustase, pero lo tenía que saber. Si era así, ¡pues me iría a viajar sin blog y sin nada! Ya mi nueva vida me tenía emocionado al fin y al cabo.
Leía y aplicaba. Empecé a escribir todos los días y a organizar mis ideas. Al igual que con la guitarra y con el windsurf, cuando empecé a aprender de diseño de página web e imaginar la comunidad que quiero crear, mis ser se fortalecía. “¡¡me gusta esto!!” pensaba.
Ahora, casi 4 meses después desde que decidí cambiar mi vida y un poco más de un mes de haber empezado a compartir mis experiencias con el mundo a través de un blog, me siento pleno!… mensajes de felicitaciones, preguntas y sobretodo de agradecimiento por la información que comparto es lo que me mantiene en movimiento.
Duermo poco pero me acuesto satisfecho de saber que cada paso que doy me acerca más hacia lo que amo y me hace feliz: ¡una vida con propósito!
David
Después de haber estudiado becado en tres países diferentes y haber trabajado con grandes empresas, he decidido dejar la vida corporativa para trabajar como voluntario alrededor del mundo y compartir lo que sé.